martes, 19 de octubre de 2010

La tienda que relacionó Barcelona con "El Buque de los sueños"


"Come Josephine,
In my flying machine...
and it's up she goes,
up she goes...
Come Josephine..."
(1997)

Si tras trece años se siguen sacando noticias sobre algo significa que ese algo fue grande. Un boom. Una colosal producción cinematográfica. Una excelente estrategia de marketing. Da igual la definición. Lo importante, lo sorprendente y, a la vez mágico, es que sigue funcionando, sigue suscitando curiosidad y sigue generando nuevas informaciones.

El pasado veintidós de setiembre el Titanic resurgió de las gélidas profundidades mediáticas. La escritora Louise Patten publicaba un libro, Good as Gold, que replanteaba las teorías del hundimiento del transatlántico. El motivo, esta vez, recaía en un error en la maniobra realizada por el timonel. Sea como sea y por más declaraciones de familiares de tripulantes del buque cuesta modificar una de las tramas más rentables y estructuradas que jamás he visto.

Nunca se cierra el baúl de historias alrededor del Titanic. Su trágica historia ha sido la clave de su exitoso reconocimiento universal. Reconocimiento que ha permitido la producción de numerosas piezas audiovisuales o el rodaje de una de las películas con más galardones de la historia cinematográfica o la creación  de diferentes remakes y secuelas o la organización de un sinfín de exposiciones, colecciones y homenajes.

Sin ir más lejos, el sábado paseando por las callejuelas del centro barcelonés encontré una acogedora tienda. L'Arca de l'Àvia, así se llama, se dedica a la confección, colección y restauración de labores, prendas de ropa y vestidos antiguos. Lo más atrayente dentro de toda su peculiaridad textil es un tímido homenaje a la película citada unas líneas más arriba. En una esquina de la entrada, un viejo maniquí, rodeado de fotos y desgastadas maletas, viste un deteriorado vestido rojo con flecos negros que, increíblemente, sigue manteniendo su elegancia. Prestando algo más de atención a las fotos colgadas, hay una noticia del año 1998 publicada por El Mundo en la que su contenido me permitió comprender la relación del vestido con el homenaje a Titanic. Durante el rodaje de la película una señora americana acudió a la tienda en busca de vestuario y accesorios de época, más tarde resultaría que ese misterioso pedido serviría para complementar la caracterización de los personajes y la ambientación de los escenarios del largometraje más exitoso sobre "El Buque de los sueños".  



sábado, 9 de octubre de 2010

De cómo una inesperada programación se convirtió en un referente vital


Una calurosa noche de verano, hace algunos años ya, me encontraba mirando el televisor. La rutina desarreglada de aquellos veranos me había poseído y el único remedio era esperar el sueño frente el televisor. Ese día descubrí dos cosas que, a día de hoy, sigo recordando.
La primera fue que a medida que se adentra la madrugada la calidad de las películas emitidas en televisión aumenta proporcionalmente. Y la segunda, una perla cinematográfica que marcó mis preferencias cinéfilas de por vida.

Sin ánimos de parecer exagerada, fue un momento mágico. Empecé mirando distraída las letras de su inicio y terminé sumergida en su trama sin padecer por la hora, la busca del sueño o las interminables pausas publicitarias.

La inesperada película a la que me refiero se llama "A Bronx Tale", o como la anunciaban en ese canal "Una historia del Bronx". Personajes cautivadores, despreocupados, apasionados, duros, sin escrúpulos y profundos que se interrelacionan en el Bronx de los años cincuenta-sesenta.

La trama nace con la admiración del curioso Calogero por Sonny, el gángster jefe de su barrio. En un conflicto de intereses, Sonny dispara a un hombre sin tener en cuenta que en la escena del crimen, a plena luz del día, hay un testigo: el pequeño Calogero. Durante la rueda de identificación policial el muchacho se niega a identifcar a Sonny, influido por el deshonor que suscitaban los chivatos en su barrio y su adoración hacía el carisma del italiano-americano más respetado y temido del barrio. Este hecho desencadena una relación especial entre ambos, en la que sólo se entrometerá el padre del chico, el humilde conductor del autobús del barrio, que ve alejarse a su hijo hacía un futuro que nunca le ha deseado.

Una historia de amor paternal narrada des de diferentes perspectivas pero con un sólo objetivo: el bienestar del joven Calogero. Un bienestar difícil debido a los conflictos raciales y las bandas de italiano-americanos del barrio. Calogero deberá escapar de un entorno perjudicial y aprender a diferenciar sus ideales de los del grupo.

Otro ingrediente que hace especial la película es el reparto con el que cuenta. Chazz Palminteri. Francis Capra. Joe Pesci. Y Robert de Niro con doblete como actor y director del film. Actores experimentados en la representación de los diferentes agentes que juegan un papel en el mundo de los temidos, ricos, tramposos y apodados gángsters.

121 minutos con más de una decena de personajes, reflexiones sobre el talento desaprovechado, amor paterno-filial, relaciones entre razas, peculiar devoción católica, crimen, violencia y negocios sucios; todo ello bien acompañado de los callejeros "doo-wop", que posteriormente acabarían dominando el barrio.




"The saddest thing in life is wasted talent, and the choices that you make will shape your life forever" - Calogero Anello (1993, USA)



martes, 5 de octubre de 2010

La Premiere de "La Mirada crítica"

¡Plop!

Así se destapa Mirada Crítica. Un blog en el que se pretenderá albergar la actualidad cinematográfica. Un vistazo al celuloide que permitirá destacar las noticias y las estrenas del momento, a la vez que repasará las g
randes obras del séptimo arte.

El cine. Una afición que se lleva en la sangre, un instrumento para entender la sociedad, un negocio que mueve cantidades astronómicas anualmente, una expresión artística o, simplemente, un entretenimiento más. Sea cuál sea su definición hay escenas, momentos, repartos, bandas sonoras que nos acompañaran el resto de nuestras vidas. Así pues, ¿por qué no rendirles homenaje? Luces, cámara y... ¡ACCIÓN!