"Come Josephine,
In my flying machine...
and it's up she goes,
up she goes...
Come Josephine..."
(1997)
Si tras trece años se siguen sacando noticias sobre algo significa que ese algo fue grande. Un boom. Una colosal producción cinematográfica. Una excelente estrategia de marketing. Da igual la definición. Lo importante, lo sorprendente y, a la vez mágico, es que sigue funcionando, sigue suscitando curiosidad y sigue generando nuevas informaciones.
El pasado veintidós de setiembre el Titanic resurgió de las gélidas profundidades mediáticas. La escritora Louise Patten publicaba un libro, Good as Gold, que replanteaba las teorías del hundimiento del transatlántico. El motivo, esta vez, recaía en un error en la maniobra realizada por el timonel. Sea como sea y por más declaraciones de familiares de tripulantes del buque cuesta modificar una de las tramas más rentables y estructuradas que jamás he visto.
Nunca se cierra el baúl de historias alrededor del Titanic. Su trágica historia ha sido la clave de su exitoso reconocimiento universal. Reconocimiento que ha permitido la producción de numerosas piezas audiovisuales o el rodaje de una de las películas con más galardones de la historia cinematográfica o la creación de diferentes remakes y secuelas o la organización de un sinfín de exposiciones, colecciones y homenajes.
Sin ir más lejos, el sábado paseando por las callejuelas del centro barcelonés encontré una acogedora tienda. L'Arca de l'Àvia, así se llama, se dedica a la confección, colección y restauración de labores, prendas de ropa y vestidos antiguos. Lo más atrayente dentro de toda su peculiaridad textil es un tímido homenaje a la película citada unas líneas más arriba. En una esquina de la entrada, un viejo maniquí, rodeado de fotos y desgastadas maletas, viste un deteriorado vestido rojo con flecos negros que, increíblemente, sigue manteniendo su elegancia. Prestando algo más de atención a las fotos colgadas, hay una noticia del año 1998 publicada por El Mundo en la que su contenido me permitió comprender la relación del vestido con el homenaje a Titanic. Durante el rodaje de la película una señora americana acudió a la tienda en busca de vestuario y accesorios de época, más tarde resultaría que ese misterioso pedido serviría para complementar la caracterización de los personajes y la ambientación de los escenarios del largometraje más exitoso sobre "El Buque de los sueños".
Fascinante conexión de acontecimientos jejeje Como bien dices en tu artículo, un encuentro mágico el de esa tienda y el vestido. Un beso. ;)
ResponderEliminarGracias Jonás! :D
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